Morderse las uñas es un mal hábito asociado a los nervios y que afecta a personas de todas las edades, desde niños pequeños hasta adultos. A nivel estético esta costumbre deja marcas en los dedos poco atractivas, pero las consecuencias de la onicofagia (así se denomina de manera médica) pueden ser mucho más graves y afectar negativamente a la salud. De hecho, morderse las uñas estropea los dientes, aumenta el riesgo de infecciones por hongos y verrugas en la boca, e incluso puede derivar en deformaciones en la cutícula y en los dedos.
¿Por qué nos mordemos las uñas?
La mayoría de las personas que se muerden las uñas sufren onicofagia desde su infancia, muchas veces por pura imitación de los adultos. En la adolescencia, el hábito puede asociarse con otros similares como morder el bolígrafo o mover el pelo. En todos los casos se trata de conductas compulsivas e incontrolables que pueden cronificarse convirtiéndose en un problema grave.
Aunque no existen demasiados estudios sobre la onicofagia, su aparición se vincula generalmente con estados de nerviosismo, siendo la ansiedad, el estrés, la frustación, la baja autoestima o la timidez extrema algunos de sus principales desencadenantes.
La onicofagia se considera un trastorno importante y debe tratarse como tal.
Peligros de morderse las uñas para nuestra salud bucodental
Evidentemente, los dedos y las cutículas son la parte más perjudicada, al menos a nivel visual, de mordernos las uñas. Sin embargo, la gran mayoría de los riesgos de este hábito están relacionados con la salud dental y bucal ya que, al morder las uñas, podemos transmitir a nuestra cavidad oral la suciedad, los virus, las bacterias y los hongos presentes en uñas y dedos.
Morderse las uñas también provoca un exceso de estrés en dientes y encías que puede desgastar las piezas dentales en exceso.
Según el ICOEV (Ilustre Colegio Oficial de Odontólogos y Estomatólogos de Valencia, los principales peligros de morderse las uñas para los dientes y la boca son cuatro:
Desgaste dental
Morder las uñas de manera compulsiva y prolongada estropea los dientes y puede ocasionar un deterioro excesivo de los incisivos, erosionando su esmalte y causando microtraumatismos en estas piezas dentales.
En casos extremos los dientes llegan a astillarse, fracturarse, e incluso romperse.
Alteraciones en la mandíbula
Algunos estudios confirman que existe una relación clara entre onicofabia y problemas mandibulares, concretamente en la articulación temporomandibular (ATM). Cuando esto ocurre como consecuencia del mordisqueo continuo, el paciente puede experimentar dificultad y dolor al masticar alimentos, además de molestias en cabeza, oído y mandíbula.
Problemas bacterianos
Cuando afirmamos que morderse las uñas estropea los dientes y por eso es peligroso, también debemos hacer hincapié en cómo afecta a la higiene de la cavidad oral. El contacto prolongado con las uñas aumenta el riesgo de infecciones en la zona y en otras partes del cuerpo.
Se estima que debajo de la uñas hay miles de bacterias que pueden manifestarse como virus o llagas en la boca, o con alteraciones en el aparato digestivo (vómitos, diarreas, etc.).
Halitosis y caries
Entre los motivos habituales del mal aliento (halitosis) destaca la mala higiene bucal y la presencia de bacterias, muchas de ellas por el traspaso al mordernos las uñas. Este contacto de microorganismos infecciosos con la boca también puede aumentar, en algunos casos, el riesgo de aparición de caries.
Consejos para dejar de morderse las uñas
Que morderse las uñas estropea los dientes es una realidad innegable. Por eso, cuando esté hábito se detecta, debe tratarse para evitar su cronificación.
Existen muchos «remedios populares y caseros» para no morderse las uñas, entre ellos mantenerlas pintadas o cortas, intentar tener las manos ocupadas, untar sobre ellas una capa de alguna sustancia (en el mercado incluso existen productos que tienen la función específica de hacerlas desagradables al gusto), usar uñas postizas, ponerse tiritas o masticar chicle o regaliz.
Sin embargo, cuando nos mordemos las uñas de forma automática, puede ser complicado abandonar el hábito con estos trucos, sobre todo si no conocemos el factor desencadenante del impulso. Por eso el tratamiento de la onicofagia suele ser psicológico y se realiza en dos fases:
- La primera consiste en reconocer las causas que llevan al paciente a realizar el acto de morderse las uñas.
- La segunda en establecer unas pautas o conductas menos dañinas para controlar/canalizar sus estados de nerviosismo y/o ansiedad.
A nivel de salud bucal, la recomendación para evitar morderse las uñas y que esto perjudique a los dientes de manera irreparable es acudir a una clínica dental como la nuestra. Muchas veces, ser consciente de los riesgos asociados a este hábito es la clave para intentar controlarlo. Además, nuestros dentistas podrán examinar si la onicofagia ha provocado daños en la boca del paciente y, de ser así, tratarlos de la manera profesional.
No lo dudes: pon la salud de tu boca en manos de expertos.
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