¿Sabes cómo muerdes cuando ingieres algo? Además de facilitarnos una sonrisa bonita, la forma en que mordemos influye en cómo comemos y cómo digerimos los alimentos. Si tus maxilares superior e inferior no encajan bien, están mal alineados, o presentan alguna deformidad, la funcionalidad de tu dentadura y tu salud bucal pueden verse afectadas.
El desgaste de los dientes, la debilitación de las encías, o la movilidad de las piezas dentales son algunas de las muchas consecuencias asociadas a una mala mordida. Y no se trata de un fenómeno aislado: según la OMS, la maloclusión (cualquier tipo de alteración del crecimiento óseo del maxilar o de la mandíbula y/o posición de los dientes que impide una mordida normal), es la tercera afección bucodental a nivel mundial, por detrás de la caries y la gingivitis.
Por eso, desde Dr. Silvestre queremos explicarte cuáles son los tipos de mordida y cómo afectan a tus dientes.
¿Cómo es la mordida perfecta?
Seguro que alguna vez te has preguntado cuál es el tipo de mordida perfecta, aquella que los profesionales conocemos como “oclusión perfecta” o mordida de Clase I.
Una mordida perfecta es aquella en la que los dientes y encías superiores encajan con dientes y encías inferiores a la perfección. Puedes comprobarlo porque las puntas de los molares se ajustan en los surcos de los molares opuestos.
Cuando una mordida es perfecta, la articulación de la mandíbula está centrada, y todos los músculos, ligamentos y tejidos que intervienen en el proceso de masticación, equilibrados.
¿Qué pasa si mi mordida no es buena?
Los seres humanos tenemos diversos tipos de mordida y, cuando ésta no es buena, pueden aparecer afecciones perjudiciales para nuestros dientes. Piensa que si tus dientes no están alineados, tu boca deberá adaptarse y se posicionará incorrectamente la mandíbula, pudiendo provocarte tensión, sobrecarga en los músculos de masticación y pérdida de tejido dental (desgaste) y de esmalte que, a la larga, puede originar sensibilidad dental.
Además, cuando hay una mala posición dental, es fácil que se creen zonas “vacías” en las que acumulan restos de comida. Esto facilita la aparición de placa bacteriana, caries, problemas periodentales o mal aliento.
Por otra parte, la maloclusión, independientemente de su origen, se relaciona con problemas como el bruxismo, un mal hábito por el que un paciente aprieta y rechina los dientes. El bruxismo provoca desgaste dental y pequeñas fracturas bucodentales, además desencadenar dolores de cabeza y de cuello.
Para finalizar, cuando los tipos de mordida no son buenos, la masticación de los alimentos se complica, y esto puede derivar en problemas digestivos.
Los diferentes tipos de mordida dental
Son muchos los pacientes que se acercan hasta nuestra clínica dental con problemas asociados a una mala mordida. Sin embargo, muchos de ellos ni siquiera son conscientes de que sus molestias tienen ese origen, pues la mordida se modifica con el tiempo en función de las malas alineaciones bucales.
Los tipos de mordida más habituales son:
- Sobremordida. Esta maloclusión se desarrolla cuando los incisivos superiores solapan mucho los inferiores.
- Submordida. Tiene el efecto contrario, es decir, los incisivos inferiores se solapan mucho con los superiores.
- Mordida abierta. Cuando hay una separación excesiva entre piezas dentales inferiores y superiores.
- Mordida cruzada o “en tijera”. Es uno de los tipos de mordida más habitual y ocurre cuando la mandíbula muerde por fuera del maxilar superior.
- Desviación de la línea media. Cuando la línea entre dientes inferiores y superiores no coincide en su parte central debido, entre otras causas, a la falta de alguna pieza dental.
- Por “apiñamiento”. Una descolocación severa de los dientes que repercute en la mordida.
- Protrusión dental. Este tipo de mordida se da cuando los incisivos de la arcada superior, inferior o de ambas están ligeramente inclinados hacia delante y se relaciona con hábitos infantiles como el usar chupete o chuparse el dedo.
- Retrusión dental. Es el caso contrario al anterior, es decir, que los dientes incisivos están inclinados hacia el interior de la cavidad bucal. Este es uno de los tipos de mordida más raros, y suele estar provocado traumatismos.
¿Se puede corregir una mala mordida?
Por supuesto. Además, es importante realizar la corrección a tiempo ya que los síntomas de una mala mordida suelen ser degenerativos y empeoran con el tiempo.
Generalmente, los problemas relacionados con los diferentes tipos de mordida son consecuencia de:
- Hábitos durante la infancia.
- Pérdida prematura de dientes.
- Traumatismos dentales.
En todos los casos, lo aconsejable es hacer un diagnóstico temprano para atacar el problema en su fase inicial. De ahí la importancia de la corrección de la mordida durante la infancia. Aún así, si eres una persona adulta, también puedes corregir una maloclusión gracias a la ortodoncia, el tratamiento más indicado en casi todos los casos.
La ortodoncia tradicional (brackets metálicos) sigue siendo la elección más demandada para tratar los tipos de mordida “no perfectos”, aunque existen otras opciones más estéticas (brackets de porcelana, ortodoncia invisible y ortodoncia lingual,) que pueden ayudarte en este proceso.
Más allá de ser una cuestión de imagen, la mordida puede influir mucho en la salud de tus dientes. Si quieres corregirla, en Dr. Silvestre Rangil estaremos encantados de ayudarte.
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